IN THE NAME OF GOD, IMPURE SOULS OF THE LIVING DEAD SHALL BE BANISHED INTO AN ETERNAL DAMNATION. AMEN

Alucard!

Alucard!
El fantástico Alucard en una pose tan sensual.

Bienvenida

Mi querido amigo:

Bienvenido a mi reino. Espero que su estancia sea de lo más placentera. Le suplico, de la manera más atenta, no tomar fotografias con flash. Soy un... poco sensible a la luz.
Aguardo con ansias su visita.

Atentamente

L.M.D.H.

P.D. Cuidado con su cuello.

domingo, 27 de abril de 2008

Recuerda


– ¿Qué linda noche no crees?
– Así es Rufino, la luna apenas va apareciendo mientras ilumina nuestra estancia.
– ¿Recuerdas Carlochita?
– ¿Qué cosa, pues?
– ¿Cuando éramos jóvenes y apenas nos conocíamos?
– No, ¿qué de eso?
– Recuerda pues, lo que pasó ya hace algunos años.
– ¡Ah si! Cómo olvidarlo. Aunque ya han sido bastantes años de eso.
– ¡Hola Carlocha! Tú eras una jovencita muy recatada. Recuerdo con mucha claridad. Siempre mantenías tu mirada baja. No había alguna noción de travesura en tu porte. Acompañando a tu madre a todos los lugares sin poner algún pero.
– Así es, Rufino. Tú eras un pisaverde picarón. Buscabas el momento oportuno para enamorar a las muchachitas. Algunas de ellas se creían ilusamente tus palabras, otras no. Y mira, nos conocimos y aquí seguimos.
– Mira Carlochita cómo la luna va aumentando de tamaño y luminosidad. Contemplémosla mientras podamos.
– Es magnífico el espectáculo lunar que contemplamos.
– ¿Recuerdas también Carlochita mía cuando peleé a lado del cura Hidalgo?
– ¡Hola Rufino! Sí, fue el momento más desesperante y melancólico de mi vida. Imaginar que peleabas contra los gachupines era feo. Visualizar que posiblemente eras capturado por ellos y fusilado era horroroso. Recordarlo me hace temblar. ¡Mira como estoy!
– Si, yo lo sé. Afortunadamente logré escapar cuando capturaron al cura. Estuve escondido mucho tiempo en la sierra para que no me encontraran. Oía los chismes de las personas de toda la situación que se vivía. Yo temblaba de coraje por no poder hacer nada.
– Pero fuiste inteligente Rufinito. Gracias a ese escondite pudiste regresar a mi.
– ¡Hola Rufino! Que ya está aumentando el calor. Ya está amaneciendo. Vámonos presto antes de que llegue el patrón.
– Si Carlochita. Tardaremos nuevamente en hacerlo. Eso de poder hablar sólo un día es el infierno. Dame tu mano por unos instantes.
– ¿Por qué pues? ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así?
– Perdón, pero quiero contemplarte como si hoy fuera el último día que nos viéramos para guardar tu bello rostro en mi memoria antes de cerrar los ojos.

En una piedra labrada:

Rufino Pantoja Cifuentes (1793-1830)

Carlota Espinosa de Cifuentes (1800-1820)

Era la madrugada del 3 de Noviembre del 2007.

2 comentarios:

Andrés dijo...

Alan, un relato consecuente.Me parece que los diálogos, a pesar de prescindir del estilo indirecto libre, permiten a tu texto escapar de la linealidad. Además, siempre me ha gustado la idea de fortalecer el cuento desde los personajes.

Un saludo

Zai ^-^! dijo...

Yeah!! Muchas gracias por acceder a la petición! Me gustó que tratas de reproducir el lenguaje que probablemente se usaba por aquellos ayeres, puesto que eso le da mucha vida al relato. Es dinámico, veloz y muy ameno. Además, sabes crear una atmósfera de incertidumbre, hasta que en el desenlace nos confiesas la verdadera condición de los personajes. Muy bien compañero! Sigue progresando

PD Te prometo que cualquier duda me acercaré a ti!!

^_^!